20.6.06

ORDENES Y ESCUELAS INICIATICAS

ORDENES Y ESCUELAS INICIATICAS

La tradición iniciática sirve de lazo entre las leyes de la vida y del Cosmos y dado que la mujer ha estado unida desde el comienzo de los tiempos a la madre tierra, consecuentemente lo ha estado a la tradición iniciática.

Al principio de la Humanidad, los pueblos adoraban a divinidades femeninas, creadoras del mundo, que representaban a la Madre Tierra. En el culto a las diosas madres el papel iniciático de la mujer era reconocido.

De Oriente Próximo al Mediterráneo, de Iran a la India. Las diosas madres o diosas de la fertilidad de las que sin duda todos hemos oido hablar se llamaban Gea, Rea, Hera, Deméter para los griegos, Isis para los egipcios, Ishtar entre los asirobabilónicos, Astaré para los fenicios y los iberos, Kali entre los hindúes y así podríamos seguir recorriendo todas las demás culturas.

El papel de la mujer en las órdenes y escuelas iniciáticas de Egipto y Grecia, donde las mujeres eran admitidas a participar en los misterios tanto Mayores como menores de Isis, Eleusis, Ceres, etc. ha sido importante.

En el Antiguo Egipto la mujer ocupaba una posición espiritual e iniciática comparable a la del hombre. La mujer podía participar de los ritos sagrados, como los del templo de Osiris en Karnak, vivir la iniciación en los Templos. Había dos cuerpos de mujeres iniciadas como se nos refiere en el libro L'initiation fémenine [i] "uno sedentario reagrupando a las mujeres oficiantes en los templos, el otro en parte itinerante, formado por las mujeres que, los días de fiesta recorrían el pais en tanto que músicas. La música, en tanto que arte encantatorio y mágico, jugaba un gran papel en la iniciación femenina.

En Grecia podríamos hablar de las Orficas - Pitagoricas, o los misterios de Eleusis también de las Bacantes, es decir las sirvientes de Artemisa, que Plutarco compara con las Vestales. En Corinto vivían también una comunidad de Uranianas, iniciadas en los misterios de Urania.

Jámblico [ii] habla de que Pitágoras favoreció la creación de estas comunidades iniciáticas femeninas. Las Musas, dentro del pitagorismo, eran las músicas que conocían las armonías celestes y eran capaces de hacer vibrar la luz, de producir la armonía de las esferas que solo las iniciadas podían percibir.

En Roma, la tradición iniciática nos lleva a hablar de las Vestales. Estas mujeres eran las encargadas de velar del fuego sagrado. Ningún acto religioso importante podía llevarse a cabo sin su presencia. Para llegar a serlo durante unos diez años aprendían los ritos y las ceremonias del culto, los siguientes diez años ejercían como tales y durante diez años más se dedicaban a enseñar a las nuevas novicias. Una Gran Vestal dirigía la comunidad, pero dependían, no obstante, del poder de un gran sacerdote. A los ritos del fuego, se añadían los ritos del agua. Las grandes fiestas de las Vestales tenían lugar en el mes de junio.

En Irlanda, en Kildaro, en el siglo VI una comunidad de druidesas se ocupaba del fuego eterno, la tradición continuaba. En el origen del Monte Sant Michel, había sacerdotisas, sirvientes de la diosa Sessia, protectora del trigo que germina. Aseguraban una feliz navegación a los jovenes marinos.

Al hablar de la espiritualidad de las mujeres no podemos olvidar tampoco hablar de otros paises como en la China con las monjas taoistas, , con Melusina, Morgana, Viviana, etc., en la India, dónde cada divinidad masculina tiene su esposa, su "Shabali" correspondiente, y ésta goza de una posición espiritual e iniciática comparable a la del hombre.

En Babilonia existía una orden iniciática femenina que comprendía diversos grados: las "santas hermanas" y las ritualistas esencialmente. Las primeras detentaban los grandes misterios, las segundas recibían la revelación de los rituales después de una preparación en el templo. Las vírgenes recibían este nombre mientras eran postulantes, primer paso para llegar a ser iniciadas.

Y así en cada una de las diferentes culturas las tradiciones se conservaban y las mujeres iniciadas en los misterios llevaban a cabo sus tareas.

Dentro de la tradición iniciática encontramos lugar para la madre-naturaleza, para la mujer como expresión de los oficios llamados femeninos: matronas, hiladoras, tejedoras, encajeras, comadronas, ...

Jean Reyor [iii] observa que las mujeres "en la mayor parte de las tradiciones son admitidas en la iniciación. En el Cristianismo y en el Islam se conocen obras debidas a mujeres y que testimonian un altio grado, no digamos de santidad, pero si de conocimiento metafísico efectivo; existen iniciaciones de mujeres en el interior de ciertas órdenes monásticas... formas de inciación común a los dos sexos, y las mujeres y las damas de la caballeria del Grial no eran, sin duda, mas que las religiosas no recluidas".

Incluso en la Iglesia católica a traves del mito de la madre universal que nutre a los hijos que engendró, en forma alegórica, la Virgen María será el exponente de esta iniciación en este caso ligada a la tradición cristiana. Ella representará las cualidades de una maternidad divina y a la vez una virginidad perfecta.

El peso de la Iglesia, acrecentará la desigualdad entre los dos sexos. No olvidemos que se llegó a afirmar que la mujer no tenía alma. A pesar de ello, algunos grupos como los cátaros, instauraron en sus comunidades la igualdad entre hombres y mujeres.

En la tradición judaica también encontramos a Lilith, que inicialmente era la buena mujer, la mujer por extensión del hombre. Esta Lilith, estaba presente en el jardín del Edén. Era la madre y la mujer de Adam, pero al trasgredir las órdenes de Yahve para afirmar su libertad, fue rechazada y desde entonces personificó la reina de las fuerzas del mal y la luna negra. Eva, por el contrario, hasta que cede a las propuestas de la serpiente será la mujer-niña, y actuará más sumisa, más respetuosa.

A partir de la Edad Media, la mujer queda relegada a un segundo lugar y sólo oiremos hablar de las que ejercen como "brujas", de las cuales poco sabemos pero en todo caso está claro que su función iniciadora en las artes de las hierbas y de las curaciones las hacían peligrosas antes quienes intentaban demostrar el papel irrelevante la mujer en la sociedad medieval, al menos es lo que nos ha sido transmitido.


Notas.-
[i] Une Loge révèle: L'initiation fémenine, Ed. Le Rocher, Mónaco, 1986 pág. 43
[ii] JAMBLICO Femmes pythagoriciennes. Fragments et lettres Paris 1932 (trad. Mario Meunier)
[iii] REYOR, Jean Initiation fémenine et F.-M., en Etudes Tradiccionnelles, nº 357, enero-febrero 1960

1 comentario:

Anónimo dijo...

Reciban un T:.S:.F:. y la invitaciona participar de esta C:.D:.U:.F:.
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George Sfeir.
M:.M:.